jueves, 12 de abril de 2012

Primer Destino - Te Anau, Nueva Zelanda

Procuraré en esta entrada, y supongo en las siguientes, utilizar la menor cantidad posible de veces palabras tales como "increíble", "espectacular", "alucinante", "un viaje", "zarpado", y largos etcéteras para referirme a los paisajes que este país le regala a nuestros ojos. Nueva Zelanda no deja de sorprenderte con las vistas que te ofrece kilómetro a kilómetro. Cuando uno comienza un poco a acostumbrarse a determinados paisajes a los cuales no estamos acostumbrados por nuestras latitudes, aparece algo nuevo días tras día, igual o más impresionante aún.

El día 9 de abril nuestro destino era conocer Te Anau, una ciudad que se encontraba a unos 175 kilómetros desde Queenstone. Nuestra idea fundamentalmente era la de pasar por allí para hacer una especie de escala que nos permita acortar las distancias que nos separaban de Milford Sound, uno de los potenciales puntos fuertes de esta recorrida por tierras neozelandesas.

Te Anau ("Tianu" se pronuncia) aloja una gran tranquilidad en sus calles, un inmenso Parque Nacional y un gran lago prolijamente adornado por arbustos de amarillas hojas. Este marco hizo que fuera un lugar perfecto para pasar la tarde allí, con las hojas que caían desde los arboles llenando de color el lugar.

La calma parece reinar siempre en este rincón del mundo, nada evidencia ser capaz de alterarla en algún momento del día. Hicimos un picnic por allí, emprendimos caminatas por el muelle, por las rocas, buscando lograr respirar la libertad que allí se percibe y uno siempre busca. Cuando la tarde empezaba a caer, compras mediante, finalizamos el día con una cena a bordo de nuestra casa viviente y acompañados de unos buenos whiskys en compañía de algunos de mis compañeros de ruta. Esto último se volvió un elemento sustancial para amenizar el tranquilo dormir en un Parking público, bautizado por el amigo beto como "Mouth of Wolf" ("la boca del lobo")...saquen sus propias conclusiones.

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