jueves, 31 de mayo de 2012

Décimo Destino - Hoi An, Vietnam

El resto de los días en Ho Chi Minh transcurrieron con gran tranquilidad, no había mucho más para hacer. Unas vueltas por el Mercado Central para ver de hacer alguna compra, caminatas por la ciudad, cervezas y charlas nocturnas.

Fue tiempo entonces de partir con destino a Hoi An, ciudad ubicada en el centro de Vietnam y a unos 600 kilómetros de la ciudad sureña en que nos encontrábamos. Este lugar se caracteriza por contar con unas lindas playas para poder relajarse y disfrutar de sus paisajes, además de ser famosa también por existir una gran cantidad de tiendas que hacen ropa a medida. Trajes, vestidos, zapatos, camperas, en fin, todo lo que uno quisiera hacerse de vestimenta te lo fabrican según tu talla, de un día para otro, a bajo precio y generalmente de muy buena calidad. Nos hicimos un traje con beto por la módica suma de 55 dólares cada uno, en realidad el pago un poco más dado que necesitaba más tela por tener medidas de "Big Buda", y por unos momentos volvimos a la formalidad perdida en estos meses de havaianas y musculosa.


Nos alojamos en el hotel “Phuoc An”, a unos pocos metros de la calle principal. Muy bueno en todo sentido: seis dólares la habitación para dos, piscina, y lo más disfrutable fue que nos daban gratuitamente unas bicicletas para nuestra libre disposición durante la estadía aqui. Hacía mucho que no andaba en “chiva” y la verdad que cada paseo era disfrutable en si mismo, con el sólo hecho de transitar las calles de Hoi An abordo de ella era suficiente. Andar sin rumbo, varios kilómetros hasta la paya, hasta orillas del río, al puente japonés, o hasta donde el destino nos llevara en un andar libre y sintiendo el viento como un aliado en días de tanto calor.

Una de las cosas que más logró impactarme de este lugar, fueron los carteles que había en diversos restaurantes de la zona, ofreciendo la jarra de cerveza a la increíble cifra de 3 pesos uruguayos. Nos frotamos los ojos, lagrimeamos y pensamos por un momento de que algo raro debía haber detrás de esos precios de fantasía. Fuimos en busca de la verdad, desconfiados, pensando en la fama de los vietnamitas de querer pasarte en algo a cada instante. Lo cierto es que nada de eso ocurrió, y durante los cuatro días que aquí estuvimos tomamos una cantidad ilimitada de jarras espumantes que embellecieron aún más los paisajes de la pequeña ciudad costera y nuestra esbelta silueta. Muchos amigos que están en Uruguay seguro se sentirían en el paraíso aquí, los tuve presentes en cada brindis tomando unas a su salud (y a la de todo su árbol genealógico).

Tuvimos tiempo de visitar la playa principal de la zona, la cuál estaba bastante prolija. Una zona de muchas palmeras, reposeras que eran arrendadas a unos pocos pesos, quinchos de paja, sectores en los que se ubicaba la gente local con un bullicio indescifrable y otros con más presencia de turistas acosados por una oferta constante de cosas para comprar, beber, comer o lo que fuese que implicara desembolsar algún billete o moneda. El mar era verde, claro, aunque no muy transparente. Se vuelve difícil, e innecesario por momentos, no entrar en comparaciones con otras playas en las que hemos estado en este viaje o bien con las de nuestro propio país. Seguramente luego de estar en El Nido sea sumamente complicado poder asombrarse con algún mar o paisaje playero que visitemos, pero más allá de esto trato siempre de abstraerme de eso y disfrutar cada lugar con su propio encanto y con la magia que lo caracteriza.



Hoi An ha sido un lugar en este viaje en el cual logré una conexión sumamente positiva con el entrono y su gente. Un ambiente distendido, también fomentado por una estadía de unos cuantos días sin mucho movimiento y actividad pre programada, en un sitio ideal para estos fines dados sus aires veraniegos y la simpatía de las personas que aquí viven. Esto último es un elemento distintivo de la ciudad, se percibe el trato es diferente entre las grandes ciudades y estas zonas no tan pobladas y con menor desarrollo. Prevalece el trato ameno, la simpatía y la buena onda de los lugareños hacia nosotros en cada encuentro o charla casual. Me llevo la mejor imagen de este lugar y de su gente. 

Un capitulo aparte para el clásico jugado mientras aquí nos encontrábamos, a tantos mies de kilómetros de casa. Era extraño ver este partido desde un un lugar sumamente alejado al Estadio Centenario, sin estar rodeado de mis hermanos, de mi viejo, de mis amigos tricolores con los cuales compartimos tantas jornadas de locura y amor por la misma causa. La ansiedad que tenía era mucha desde temprano, si bien procuré encontrar distracción en otras actividades y en las cervezas locales de tres pesos, no logré sacarme de la cabeza el partido y la viabilidad de poder verlo por Internet en horas de la madrugada vietnamita.  Hablé por celular con mi hermano Germán que estaba en la colombes para sentirme más cerca, pianté lagrimón, la verdad que se extraña la flia. Luego fue tiempo de cabalas que afloraban por doquier, la tensión que crecía a medida que estaba por pitar el juez, y finalmente en compañía del beto y Mago nos aprestamos a ver el partido empilchado para la ocasión y añorando por un triunfo que nos mantuviera primeros en la anual para soñar con el bicampeonato. La conexión era espantosa, más entrecortada que la ruta interbalnearia un domingo de la primer quincena de enero, pero nada impidió que los gritos sonaran desde la azotea devenida en tribuna, e impidiésemos el tranquilo dormir de muchos de los huéspedes del hotel. Los comentarios de partido los dejamos para los especialistas en la materia, sólo agradecer al Chino por ese grito de gol que atravesó el mundo, a los jugadores y a la hinchada por esta alegría que seguro la recordaré por toda la vida: “El clásico en Vietnam, 3 A 2 y de atrás”.
  

domingo, 27 de mayo de 2012

Décimo Destino - Ho Chi Minh, Vietnam

Llegamos a Ho Chi Minh cuando la noche comenzaba a abrazar la ciudad. El omnibus que nos trasladó desde Phnom Pehn nos dejó en la vía publica sin muchas referencias, por lo que decidimos con Siraco salir a buscar por nuestra cuenta la ubicación de nuestro Hostel. No nos generaban confianza las pocas palabras que esbozaban los taxistas y mucho menos sus tarifas, además de que no resultaba sencilla la comunicación con los lugareños y las explicaciones de como llegar a la calle buscada eran por momentos totalmente opuestas entre una consulta y otra. Finalmente al encontrar un par de coincidencias en las respuestas recibidas en “Vietno-english,” logramos dar con el paradero del hospedaje, no sin antes transitar por calles con abundante fauna felina que ofrecían sus servicios al mejor postor. Es sorprendente la gran cantidad de prostitución que hay en Ho Chi Minh, al punto tal que se vuelve dificil discriminar entre quienes se dedican a esto y quienes simplemente se visten como tal (lease: “se visten como changos”). A cada metro que avanzábamos caíamos en a cuenta de que “la noche” en esta ciudad es un punto fuerte de la misma, cosa que personalmente desconocía. Abundan los Pubs o similares, sumado a que en las angostas veredas del centro de la ciudad se dispone de pequeñas sillas y mesas ratonas en las cuáles la gente, fundamentalmente turistas, se junta a tomar cerveza local al módico precio de 10.000 Dongs (algo así como 10 pesos uruguayos, el paraíso cervecero).

A los pocos minutos de transitar por esas calles angostas e hiper repletas de motos, nos percatamos de la presencia de una cantidad importante de uruguayos en la zona. Viajeros que al igual que nosotros se encontraban en carácter de “libres”, a los que se sumaba el hecho de que al día siguiente caería la gente que ya se encuentra en el “Grupo de viaje”, preveían una invasión charrúa en tierras vietnamitas. Por momentos me gusta y disfruto de la idea de estar con tantos compatriotas compartiendo estos momentos, aunque por otros me da la sensación de estar perdiendo la posibilidad de interactuar con gente de otras nacionalidades, conocer más a fondo otras culturas, formas de vida e historias diferentes, lo cuál considero una parte importante de estar realizando una parte importante del viaje por cuenta propia. Más allá de esto, pasamos noches para el mejor recuerdo en Ho Chi Minh, además de haber logrado realizar los primeros chivitos en tierras vietnamitas. En realidad sólo aporté la idea y la mojada de oreja correspondiente a Borche & Cía para fomentar se lleve a la práctica, dado que el resultado final es enteramente merito del resto de la banda y sus maniobras incansables para hacerse del brasero, parrilla y la carne de vaya a saber uno de que...mejor ni saber.



Al día siguiente amanecimos temprano para realizar un tour contratado que nos permitiera conocer los túneles Cu Chi, en las afueras de la ciudad y a casi dos horas en ómnibus de donde nos encontrábamos alojados. Estos túneles fueron un punto calve de la resistencia y posterior victoria vietnamita en la guerra contra los Estados Unidos, habiendo sido creados en la época colonial para enfrentar a las tropas francesas, para posteriormente ser ampliados y mejorados para esta contienda bélica. Se trataba de verdaderas ciudades subterraneas que albergaban a más de 10.000 personas en su interior, tanto combatientes como sus familias, y abarcaban más de 250 kilómetros de largo y en el entorno de 10 de profundidad. Contaban con tres niveles bajo tierra conectados entre si, disponiendo allí de dormitorios, salas de alojamiento para los civiles, sistemas de ventilación y desague, salidas de emergencia, depósitos de armas o precarias enfermerías inclusive. La sorpresa fue un punto clave de los Vietcong para atacar a los soldados estadounidenses, esconderse rapidamente y llevar a la desesperación del enemigo por no divisarlos en el campo de batalla y sufrir ataques sorpresa por puntos no esperados. Un aporvechamiento al máximo de los recursos que disponían para poder hacer frente a un ejercito norteamericano más poderoso, el cuál logicamente disponía de mayor y mejor armamento para afrontar una guerra.

 



Pudimos ingresar a los túneles y recorrerlos a lo largo de unos metros. Nos aclararon igualmente que los mismos habían sufrido modificaciones destinadas a fines turísticos, dado que los originales eran de la mitad de tamaño que esos y sin las luces que había a lo largo del camino para divisar por donde se transitaba. Si ya nos habían parecido pequeños, y por momentos claustrofóbica nuestra presencia en su interior, resultaba por demás difícil imaginar la vida de estas personas allí por aquellos años. Nos contaba nuestro guía que disponían de diferentes técnicas para evitar ser descubiertos dentro de sus túneles, como por ejemplo a través del uso de sandalias que marcaban las huellas al revés, dejar comida sumamente picante en el camino a efectos de que los perros no pudiesen rastrearlos con su olfato, o bien el uso de una gran cantidad de trampas mortales que tuvimos la oportunidad de ver su funcionamiento y de proyectar el daño capaz de realizar a quienes cayeran en ellas. Generalmente la mayoría de estas se ubicaban en el suelo, sumamente ingeniosas y efectivas, capaces de generar muchisimo dolor o la muerte de aquellos soldados que tuvieran la fortuna de pisarlas.



Al recorrer la zona selvática en la que se encuentran los túneles, también se aprecian las secuelas en la tierra producidas por los bombarderos B-52, que al día de hoy aún impactan por su tamaño. También se cuenta con la posibilidad de usar las metralletas típicas de la época en una zona de tiro y pagando la suma de un dólar por unas pocas detonaciones. Por más que algunos compañeros hicieron uso de estas, me pareció demasiado morboso ser participe de eso. Siento que ya demasiada sangre a corrido en estas y otras tierras por culpa del uso de estas, como para estar usándolas como un juguete o un divertimento sin sentido. Es ensordecedor y escalofriante el sonido emitido al ser disparadas a unos metros de donde nos encontrábamos. Me genera una sensación de pánico difícil de describir, que me lleva a imaginar remotamente el sufrimiento por el que debe haber atravesado este pueblo a espensas de justificaciones de lo injustificable.

Salimos de la zona de los túneles y nos dirigimos a Museo de la Guerra en busca de intentar comprender más sobre la pesadilla vivida en Vietnam unas décadas atrás y poder ver la visión de su gente, algo que generalmente llega contaminada y tendenciosamente erronea por nuestras latitudes. Fue realmente chocante la recorrida del mismo y reconozco que por momentos tuve ganas de llorar, no sé bien si de tristeza, bronca o una mezcla de ambas.

El múseo cuenta con tres pisos de exposición y con diversas salas temáticas. Se puede observar un amplio caudal fotográfico de gran calidad, información detallada respecto a las fotos que se observan, datos históricos, extractos de frases de la época, lineas de tiempo, entre otra data presente.


En el piso superior se expone información histórica de los antecedentes a la Guerra, la lucha contra los franceses, así como también gráficas que reflejan el enorme arsenal despegado en los años que duró el enfrentamiento. Me llamó mucho la atención la cantidad de bombas utilizadas aquí, las cuales triplicaron a las usadas durante la Segunda Guerra Mundial, siendo un claro reflejo de la destrucción generada en este país y en su gente.

Otra sección del Museo estaba dedicada a los fotógrafos caídos durante la guerra, con una selección de sus mejores fotografías, e inclusive en algunos casos de las últimas que pudieron capturar sus cámaras. Queda claro en las mismas la posición cercana al epicentro del conflicto en la que se movían para cumplir con su profesión, lo cuál se traduce en fotos íntimas cargadas de coraje y amor por su trabajo.


Siguiendo con la recorrida me topé con las salas más fuertes y chocantes, ya que se exponen las secuelas de la guerra con fotos desgarradoras de las victimas de esos años, así como también de los efectos posteriores. El ejercito estadounidense desparramó en la zona de la selva e inmediaciones una gran cantidad de “agente naranja”, algo así como un compuesto químico sumamente potente, con el objetivo principal de evitar los vietcong pudiesen esconderse allí. El resultado de esto implicó un daño muy grande en las tierras, pero sobre todo una serie de consecuencias horribles sobre las personas que quedaron expuestas a esto. Niños que nacieron hasta muchos años después de la guerra con deformaciones horrorosas por la exposición de sus madres a este químico, daño, mucho daño en diversas generaciones. Las fotos son muy chocantes, cuesta creer como el ser humano puede ser capaz de ser tan atroz y destruir generaciones y generaciones de gente inocente.

Para finalizar, en la planta baja se encontraban fotos de las manifestaciones realizadas en todo el mundo en contra de esta guerra sin sentido y con consecuencias tan devastadoras. Había una foto de la realizada en Uruguay en el año 1967, pero además había varias de diversas manifestaciones realizadas en Estados Unidos que dejan en evidencia a los inescrupulosos gobernantes de turno de esos años y como no todos estaban de acuerdo con lo que sucedía en el sudeste asiático.


Salí del museo con sensaciones que pasaban por la angustia, el dolor, la bronca y el desprecio hacia quienes provocaron las consecuencias aquí expuestas, además de las que no se ven y de las que sufrieron también de parte de los combatientes estadounidenses. Necesitaba caminar y refexionar sobre lo vivido en este día tan intenso, que cerraba una historia iniciada días antes en mi recorrida por los campos de exterminio en Camboya, pero que a su ves disparaba muchos pensamientos que aún hoy siguen pasando por mi cabeza. No habían fuerzas, ni motivación aguna para sacar fotos sonriente frente a los tanques o helicópteros de la puerta de museo, así como tampoco para salir corriendo a un mercado de compras ese día. El viaje sigue y seguirá mucho después de mi retorno a Montevideo, de eso no me quedan dudas. 

miércoles, 23 de mayo de 2012

Noveno Destino - Phom Pehn, Camboya

El 16 de mayo en horas de la tarde arribamos nuevamente a Phnom Pehn, pero esta ves para quedarnos por unos días a diferencia de la escala realizada al inicio de nuestra estadía en Camboya.

Nuestro grupo en ese momento se conformaba por 32 personas, lo cual preveía ciertas complicaciones a nuestra llegada para conseguir transporte y hospedaje para todos. Finalmente la misma no fue tal, en lo que respecta al transporte, y en la terminal de ómnibus hicimos las gestiones pertinentes para rápidamente conseguir diez tuk tuk y un hostel para quedarnos las dos noches planificadas post regateo y alguna que otra discusión por lo que nos estaban ofreciendo. Luego de un baño en la piscina del prolijo hostel (“Eighty Eight”) almorzamos algo allí para salir más tarde a recorrer la ciudad y trasladarnos hasta la rambla, la cual nos generó una muy grata impresión dadas las referencias negativas que teníamos sobre la ciudad y sus alrededores.

Luego de visitar las inmediaciones del "Palacio Real" que se encontraba a unas pocas cuadras de donde estábamos, fue tiempo de la cena y plato del día: "Happy Pizza". Esta pizza, famosa en tierras camboyanas, tiene la particularidad de ser elaborada con marihuana y otros aderezos mágicos, y contaba con antecedentes de haber “pegado” de manera considerable en amigos que habían viajado años anteriores. La misma se podía elegir entre diversos gustos y modalidades, pudiendo ser: “non happy”, “happy” o “very happy”. Como buenos “Hijos de Obdulio” pedimos un par de esta última, más algunas sin “aderezos” para intentar regular los efectos y el potencial estadete a remontar. El gusto era bastante difícil de digerir (por lo suculento del adobo), pero intuíamos pegaría como piña del Negro "Tyson" en sus mejores épocas dadas las referencias.

Al principio todo transcurrió con normalidad, sabido es que los efectos llegan un poco tiempo después, pero a medida que íbamos avanzando en nuestro retorno al hotel algunas sensaciones comenzaban a brotar en medio de las oscuras calles camboyanas. Luego de un par de horas estábamos en el hotel riéndonos a más no poder algunos, otros en una conexión sideral con una televisión que pasaba música camboyana (él parecía estar viendo un partido de fútbol uruguayo en Vtv), mientras beto yacía al borde de la piscina hablando con un "Elefante Rosado" y con una sonrisa dibujada difícil de olvidar. Me dijo que entendió palabras potencialmente sabias de otros amigos que supieron realizar “viajes” similares y que pocas veces se rió tanto en su vida. Le creo, que lindo es ver a la gente feliz y poder ser parte de esos momentos.


Dormimos espacialmente, y luego de este momento divertido del viaje, comenzamos una nueva jornada con probablemente uno de los días más fuertes, conmovedores, reflexivos e indignantes de este viaje.

En Camboya entre los años 1975 y 1979 se produjo lo que se conoce con el nombre de “genocidio camboyano”, en donde se estima que en el entorno de tres millones de personas murieron durante la dictadura instalada a manos de los Jemeres Rojos, liderados por un personaje nefasto para la historia de la humanidad apodado "Pol Pot". Este último fue el responsable mayor de que durante los 44 meses que hicieron uso y abuso de poder, aproximadamente uno de cada tres camboyanos fueran brutalmente asesinados por sus propios compatriotas, además de arrancar de raíz a un país entero, el cual al día de hoy aún paga las consecuencias de semejante atrocidad.

El 17 de abril del año 1975 bajo el nombre de "Kampuchea Democrática" se dio inicio a lo que se conoció como “Camboya año cero”, aludiendo a un nuevo renacer de este país y su gente, algo diametralmente opuesto a lo que finalmente ocurriría. Como primer medida se ordenó la evacuación completa de las ciudades, además de la eliminación de toda manifestación artística, de la moneda, el comercio, las bibliotecas, medicinas importadas, religión y todo acto que pudiese ser considerado contrario al nuevo régimen impuesto. Fueron perseguidos intelectuales, estudiantes universitarios, personas que supiesen hablar más de un idioma, que usaran lentes, en fin, cualquier persona pensante era una amenaza y por tanto eran perseguidos y posteriormente asesinados a manos de los Jemeres Rojos. Se suprimió la propiedad privada , en donde a las personas no les quedaban siquiera sus ropas como propias, y se convirtió a todo camboyano que no formaban parte de la guerrilla en campesino, obligandolos a trabajar por más de 14 horas diarias, muriendo muchos por hambre o cansancio en esas incansables jornadas a sol y sombra.


A primer hora visitamos el lugar donde se encontraba uno de los principales campos de exterminio del régimen de Pol Pot, denominado “Memorial Choeun EK”. En él se estiman fueron encontrados más de 8.000 cadáveres, incluidos una gran cantidad de niños y mujeres.

Lo primero que se observa al ingresar a dicho lugar, es una especie de templo en donde se aloja una gran cantidad de cráneos y huesos. Más de 5.000 cráneos
de personas que perdieron su vida en ese lugar se encuentran allí guardados, la mayoría con heridas realizadas por elementos tales como martillos, hachas, cañas de bambú, o armas blancas, dado que se procuró ahorrar en municiones durante sus ejecuciones.

 

Contratamos una audio guía en español, la cual a medida que íbamos avanzando por la zona nos iba relatando las atrocidades vividas durante esos años negros en Camboya y más precisamente sobre el suelo que pisábamos. Era imposible no estremecerse al ver sobre la gramilla restos aún de vestimenta o huesos que salen a la superficie, o al escuchar las reproducciones de la música de fondo que sonaba cuando la gente iba a morir por aquellos años negros. Pasar frente a arboles en los cuales gente sin escrúpulo alguno asesinaba a bebés reventando sus cabezas contra los arboles, por el sólo hecho de considerarlos una mente irrecuperable a su temprana edad, o las enormes fosas en las cuales se encontraron posteriormente tantos miles de cadáveres, generaban profundos sentimientos en mi muy difíciles de describir.



Al finalizar la grabación se hace mención a las dictaduras sufridas en los últimos años en gran parte del mundo, Latinoamérica. Esto me hace inevitablemente reflexionar acerca de la falta de crítica, sobre el ocultamiento de la verdad y el exceso de "mirar para el costado" que se da en gran parte de nuestra sociedad. Cómo ellos, los camboyanos, son capaces de mostrar realmente todo lo vivido, lo padecido, buscando a partir de esto generar una real conciencia de que estas cosas no pueden suceder nunca más. 


El silencio al salir de este lugar era profundo, nuestras caras evidenciaban la conciencia de haber estado frente a un lugar cargado de mucha tristeza, dolor y sufrimiento. A esa altura se volvía difícil al volver a los Tuk Tuk retomar algún tipo de charla amena o de hacer algún chiste para salir del paso. Además el siguiente destino del día hacía inviable este cambio, ya que el museo del genocidio nos esperaba a unos pocos kilómetros de donde nos encontrábamos.

Este museo, también conocido como "Tuol Slang" o "S-21", se ubica en lo que supo ser una escuela devenida en centro de reclusión, torturas y muerte durante el régimen de Pol Pot a finales de la década del 70. Los salones pasaron a ser celdas, salas para el interrogatorio de reclusos, o espacios para que estos sean torturados de diversas formas, los cuales se mantienen prácticamente intactos desde el fin del régimen dictatorial. También se pueden ver fotografías de la época de los reclusos, de los momentos previos y posteriores a su ejecución, así como también de los diversos elementos utlizados para sus torturas y muerte. Se vuelve inevitable que a uno no se le ponga la piel de gallina y se conmueva ante tanto acto de desprecio a la vida humana y violación constante a los Derechos Humanos.


Horas más tarde salimos del museo y partimos hacia el Hostel a buscar nuestras pertenencias para tomar el ómnibus que nos dejaría en Ho Chi Minh, Vietnam. Las sensaciones eran diversas, pero afloraba la comprensión hacia un pueblo que había sufrido tanto y al cual se lo ve de pie, luchando por una vida y un futuro digno. La alegría en los rostros aún la conservan sus habitantes, algo para nada menor y gratificante para quienes hemos estado allí presentes.

viernes, 18 de mayo de 2012

Noveno Destino - Siamp Reap, Camboya

La llegada a Camboya fue bastante agotadora dada la gran cantidad de tiempo y medios de transporte que nos insumió el arribo.

A las 6.45 de la mañana estábamos tomado el vuelo de Air Asia que nos dejaría en Phnom Pehn dos horas después, lo cual había implicado salir a las 3 de la mañana del Hostel sin haber dormido ni un solo minuto. Dado que no habíamos conseguido vuelo directo a Siamp Reap, teníamos que conseguir pasaje de ómnibus a nuestra llegada a la capital, y así reencontrarnos con nuestro grupo de viajeros unas horas más tarde. En el aeropuerto tomamos dos Tuk Tuk para los seis que éramos en ese momento, con destino a la terminal de ómnibus local. Viajar a bordo de estas motos con un carruaje detrás se vuelve un paseo sumamente disfrutable. Por momentos percibo puedo alcanzar una conexión mayor con el lugar y su gente que el que se obtiene encerrado en un auto, van, bondi o similar.
Ya en las calles se observa un alto nivel de pobreza, escaso desarrollo, desorden en el transito (sobre todo generado por la altísima cantidad de motos que allí hay) y un país que intenta muy de a poco levantarse de los golpes sufridos durante la guerra de Vietnam y la sangrienta dictadura del régimen de Pol Pot a fines de la década del 70. La gente es amable con nosotros, nos observan cómo sin entender que hacemos visitando su país y la gran mayoría nos regalan su saludo a nuestra paso frente a ellos.

Igualmente lo primero que uno siente al llegar a Camboya es calor, mucho calor. Sumado a un nivel altísimo de humedad hacen realmente pesado caminar, moverse, estar quieto. Por momentos se padece la pesadera y uno anhela algún lugar con aire acondicionado, o tener un ventilador cerca para bajar algún grado de cualquier forma.

Una vez en la terminal de buses, tuvimos que esperar cerca de 2 horas a que saliera el bondi que nos llevaría a Phnom Pehn por unos 10 dólares, en un viaje de unas 6 horas aproximadamente. La terminal estaba bastante guerrera, en medio de un basural, abierta y con un techo de chapas que hacía más intenso aún el calor que a esa altura de la mañana superaba con creces los 35 grados. Igualmente la motivación y ganas de conocer este lugar hacían que ni reparase en esos aspectos negativos mínimos al lado de lo positivo que presagiaba acontecería en estos 3 días camboyanos. El ómnibus 10 puntos, con aire acondicionado y respaldo para pies, aunque la ruta nos remontaba a los tiempos de estadía en Bali dado el caos, el desorden y las bocinas indescifrables y constantes a lo largo de todo el trayecto.
Llegamos a la terminal de Siamp Reap, tomamos nuevamente otros tuk tuk, y finalmente cuando estaba por caer la tarde arribamos a nuestro hostel, "Siamp Reap Temple Villa”. Este fue de los mejorcitos en los que nos hospedamos, dado que contaba con piscina y cómodas habitaciones con aire acondicionado, sumado a un precio sumamente económico de 6 dólares por persona. Una ganga.
Dejamos nuestros bolsos en la habitación y decidimos salir a caminar por la ciudad, la cual nos pareció ya en una primera impresión, mucho más bonita y pintoresca que la anterior. Fuimos hasta el Mercado Central para ver cosas típicas, regatear y comprar alguna cosa pequeña  si fuese posible. Una intensa lluvia se desató al poco de tiempo de estar allí, que provocó que el mismo comenzara a inundarse y tuviésemos que ir en búsqueda apresurada de algún lugar más refugiado que ya de paso nos permita poder cenar algo. Nos contaban después que por estos días está comenzando la época de lluvias intensas en el país, hecho el cual padecen de manera considerable con profundas inundaciones en la zona.  Finalmente logramos llegar a destino: arroyaditos primavera,  sphagettis a la bolognese, cerveza Angkor, apagón, tuk tuk, pool con más Angkor beer, charlas  y a dormir.

Al día siguiente amanecimos temprano, ya a las 5 a.m. estábamos partiendo rumbo a la región de Angkor para disfrutar de los increíbles monumentos y  templos que allí se alojan. La entrada nos costó 20 dólares a cada uno y la razón del horario implicaba el hecho de procurar ver  la salida del sol detrás de los muros de Angkor Wat,  el templo más conocido y turístico de la región. Lamentablemente el sol brilló, pero por su ausencia, por lo que no pudimos ver el tan anhelado amanecer y seguimos la recorrida sin muchos reparos.

Angkor significa "ciudad" y  su creación obedeció básicamente al capricho de un rey que sometió a más de 400.000 personas de la zona a levantar templos y grandes obras religiosas para reforzar la imagen e influencia de los dioses. Contiene más de 100 templos en su interior y supo ser la capital del Imperio Jemer, o Khmer, en su época de mayor esplendor entre los años 800 y 1.225. Fue posteriormente abandonada en el Siglo XV y redescubierta recién en el año 1860, siendo años atrás declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad .

La recorrida comenzó en "Angkor Wat", el templo más importante de la zona, el cual se traduce como “Ciudad del Templo” o algo por el estilo. Este es la imagen de la mayoría de postales que se venden sobre la zona y es el que se encuentra mejor conservado al día de hoy. Resulta asombroso apreciar las estructuras realizadas miles de años atrás, los dibujos tallados sobre piedra, los arboles que adornan los templos. Un lugar cargado de espiritualidad, historia y belleza arquitectónica antigua. 


El segundo templo que recorrimos fue el que personalmente más me gustó, "Angkor Thom". Las imágenes de las caras talladas sobre las piedras le daban un atractivo particular, además de que en su estado actual se disimulaba un poco más la mano del hombre de épocas actuales.



Ya el calor era insoportable por esa altura, pocas veces en mi vida sentí tanto el peso de la temperatura y la humedad sobre mi. Se volvía imperioso encontrar sombra por momentos y la hidratación era vital para poder seguir adelante en la recorrida. Tenía muchas ganas de quedarme un largo rato sentado, simplemente contemplado lo que estaba frente a mí, pero era imposible bancar al rayo del sol a esas horas.
Pudimos recorrer varios templos más, en donde el más destacable fue "Ta Prom". Este tiene la particularidad de haber sido invadido por raíces de grandes arboles que sobresalen por sobre las estructuras de piedra, dándole un toque misterioso y hasta fanasmal al mismo. En el nos comentaron se firmaron escenas de la película "Tomb Raider", con Angelina Jolie, a quién no tuvimos el gusto de ver en esta visita (no había necesidad de agregar más calor al tour).



Más tarde volvimos al Hostel. Aprovechamos la piscina para refrescarnos, tomar unas cervezas y luego fuimos a los cuartos a dormir una siesta que se alargó hasta el día siguiente ya que estábamos agotados debido a que veníamos de prácticamente no descansar por casi dos días. Es mejor soñar despierto.

jueves, 17 de mayo de 2012

Séptimo y Octavo Destino - Singapur y Malasia

"Singapur me tapó la boca" se escuchó decir a algún integrante de nuestro grupo al pasar. Pese a las bajas expectativas primarias respecto a este destino, me encontré con un lugar sumamente disfrutable desde diversos puntos de vista y con las ganas de haber permanecido allí algún día más de lo previsto en nuestro itinerario (algo habitual a la hora de partir).

La República de Singapur es uno de los centro financieros más importantes del mundo, lo cual se aprecia claramente en la infraestructura de su ciudad. Además es el país más pequeño del Sudeste asiático, pese a ser el segundo con más densidad de población a nivel mundial. 

Llegando de Shanghái lo primero que uno percibe de este país, es que pese a existir una gran cantidad de chinos aquí, el orden, la prolijidad y limpieza se perciben en cada rincón del mismo. La explicación se sustenta en la disciplina y rigurosidad aplicada para quienes infrinjan sus normas claramente estipuladas. Multa por comer o beber en diversos lugares no autorizados como subtes o buses, por tirar las colillas de cigarro en la calle o no fumar en los espacios asignados, por tirar chicles en la vía pública, y por una gran cantidad de cosas más que es necesario saber para evitar tener que desembolsar sumas de dinero que oscilan los 500 y 1500 dólares en los casos menores. La pena de muerte se encuentra aquí vigente para delitos graves y existen penas como la de azotar al infractor según la complejidad del acto cometido. O sea, "no andan con chiquitas" los singapurenses. 

La ciudad tiene una mezcla perfecta de modernismo y aires veraniegos en sus calles que hacen sumamente disfrutable transitar por sus calles. La zona del mercado financiero y Marina Bay albergan una cantidad considerable de inmensos y luminosos edificios, los cuales muestran la cara más moderna y tecnológicamente desarrollada del país. Existen muchas zonas que combinan espacios verdes contrastados con el asfalto de la ciudad, los cuales generan  aires que nos trasportan a paisajes de Punta del Este o Piriapolis de nuestro país.

El día en que llegamos lo pasamos prácticamente en su totalidad dentro del hospital en el cuál operaron a dos de nuestros compañeros lesionados, Seba y Paula. Ambas operaciones salieron bien, por lo que de ahora en más sólo resta el reposo necesario para dejar atrás este mal momento vivido en este viaje. Sorprende para ignorantes como yo lo avanzado en materia de medicina, tecnología e infraestructura en los que se encuentra este país. Posteriormente y luego de dialogar con gente que la tiene más clara que nosotros, nos enteramos que es el lugar más importante de Asia en el rubro de la salud y la medicina, al cual  acuden las personas más pudiente de países de la región cuando tienen que hacer alguna intervención quirúrgica medianamente compleja. Por todo esto, ha sido una suerte que nuestros amigos hayan sido atendidos en un lugar tan ideal para estos fines y que la tranquilidad haya prevalecido en estos momentos.

El segundo día, luego de pasar nuevamente por el hospital para ver la evolución de nuestros amigos, fue momento de conocer la ciudad y sus inmediaciones. Primero fuimos a la Isla de Sentosa, ubicada al sur del país. La descripción que más se asemeja a algo cotidiano, es la de un inmenso parque de diversiones con el agregado de una prolija playa en una punta de la misma, y una gran cantidad de lujosos Resorts para personas de alto poder adquisitivo. A la misma se accede por vía terrestre y cuenta con un sistema de transporte propio y gratuito para trasladarte en su interior, tanto de ómnibus, metro o carritos al estilo Disney World. Es más, tiene mucho de éste lugar, inclusive los Universal Studios  y diversos espectáculos de ese estilo.  El único inconveniente que presenta es que si bien la entrada a la isla cuesta sólo un dólar singapurense, para muchas de las otras actividades te cobran un dinero extra para nada menor.  Dicho sea de paso, en Singapur todo es considerablemente costoso, más que en el resto de países de la región e indudablemente más de lo presupuestado inicialmente (lo que habitualmente los viajeros llamamos "se me fué la moto con el viático en este destino").


Luego de estar unas horas en Sentosa sintiéndonos niños nuevamente por algunos momentos  y de quedarme con ganas de jugar algún partidito de futbol o vóley en las canchas que había en sus playas, partimos rumbo a Marine  Bay y Singapur River para deleitarnos con la increíble visión que las mismas ofrecen.  Shows de luces y música sobre la bahía, sobre sus edificios, sobre sus puentes. El mercado financiero incandescentemente iluminado y un largo tiempo contemplando el paisaje, terminaron de generar una imagen sumamente grata de lo poco que pude conocer Singapur.


A medianoche partimos en ómnibus con destino a Kuala Lumpur, Malasia. Poder llegar a la terminal de buses  fue como se dice en Uruguay “un verdadero parto”. Como buenos uruguayos salimos más tarde de lo previsto, lo cual sumado a la pésima capacidad de hacer mapas del recepcionista del Hostel, hicieron que haber llegado a tomar ese bondi haya sido un verdadero milagro.

El Hostel al que arribamos en Kuala Lumpur era de la misma cadena del que estuvimos en Singapur, "Fernloft", ubicado en pleno Chinatown y basta prolijo para nuestras pretensiones. Dado que sólo habíamos dormido unas horas en el ómnibus, decidimos luego de aprovechar el desayuno pago del Hostel, tirarnos unas horas más que nos permitan afrontar el día con energías renovadas. 
Ya reincorporados,  salimos con destino  a las Cuevas Batu, ubicadas a unos 45 minutos vía tren de donde estábamos alojados. Si bien a muchos de nuestro grupo no les gustaron y despotricaron por la inmensa escalera que hay que subir para el ingreso a las mismas, contra el olor de su interior y contra los monos que allí se alojan, contra el calor y contra la contra, puedo decir que me gustó el paseo. Tampoco fue algo deslumbrante ni mucho menos, pero tenían su encanto las cuevas e inmediaciones. Quizás esté demasiado positivo por estos días…


A la tarde fue tiempo de ir a conocer el atractivo mayor y símbolo de Kuala Lumpur: Las Torres Petronas.  Estas torres, con sus 452 metros de alto y 88 pisos, son las torres gemelas más altas del mundo y el cuarto edificio más alto de la actualidad a nivel mundial. Siempre habían sido una obra arquitectónica que me resultaba por demás atractiva de verla en fotografías,  por lo que tenía ciertas expectativas elevadas de poder conocerlas.
Salimos de la estación de subte y allí estaban ellas, esperándonos de pie. La inmensidad con la que nos topamos hacía que tuviésemos que inclinar  la cabeza hasta un punto incomodo a efectos de poder alcanzar ver la cima de las torres. La lluvia se hacía presente, hasta que lentamente se detuvo y dio paso al sol, el cual se reflejó sobre los cristales y estructura metálica de las torres regalándonos una postal imaginaria para nuestra vista. Sacamos unas cuantas fotos de rigor frente a las mismas y decidimos ir a tomar unas cervezas para esperar se haga la noche,  sobre todo porque teníamos entendido era más impactante la visibilidad nocturna que la diurna. Con el caer de la noche, las luces de ambas se encendieron y me quedé contemplando un largo rato esa estructura edilicia de tamaña magnitud  y modernismo. El avance tecnológico en su máxima expresión se divisaba en las terminaciones y en el aspecto en general de las Petronas.



Ya entrada la noche partimos con destino  al Hostel para hacer unos pollos en la terraza del mismo y esperar sean las 3 de la mañana para partir rumbo al aeropuerto que nos permitiera llegar a Camboya; nuestro próxima parada de este viaje.

domingo, 13 de mayo de 2012

Sexto Destino - Beijing y Shangai, China

Llegamos a Beijing en la madrugada del 6 de mayo, un lugar que generaba muchas interrogantes respecto a lo que allí nos encontraríamos. Una cultura totalmente diferente, pero con el agregado de las dificultades de comunicación que intuíamos podían presentarse en nuestra estadía. No sólo implica una barrera la falta de dominio del inglés de la gran mayoría de chinos con los cuales teníamos que interactuar (ni una palabra hablan muchos), sino que además había que sumarle que no entendíamos siquiera sus letras como para poder ubicarnos y movernos en tan inmensa ciudad.


En el aire se percibe una gran contaminación producida mayoritariamente por la inmensa cantidad de automóviles que transitan por sus calles, sumado a la presencia de fabricas que maltratan incansablemente a la madre naturaleza día a día. El Smog cubre el cielo de la ciudad y se hace imposible apreciar el color celeste del cielo aunque el día se encuentre despejado.

Nos hospedamos en “Santilum Youth Hostel”, el cuál es sumamente recomendable desde todo punto de vista: económico, comodidad, higiene, onda, ubicación, además de la gran amabilidad y calidez de la gente que allí trabaja.

Cuando nos encontrábamos en el aeropuerto de Puerto Princesa dispuestos a embarcar rumbo a China, nos había llegado la desagradable noticia de que un grupo de amigos habían tenido un accidente automovilístico importante camino a La Gran Muralla y varios terminaron lesionados. Fractura de costillas, clavícula y pies, eran el parte que tenían algunos de ellos, lo cual implicó una gran tristeza y preocupación por saber cómo estaban realmente y buscar ayudarlos en lo que nos fuese posibles a nuestro arribo a la capital china. Por tanto, ni bien amanecimos fuimos hasta su Hostel, dado que ya habían sido dados de alta, para interiorizarnos sobre su estado de salud y tenderles la mano para lo que necesitaran. Según ellos mismos “nacieron de nuevo”, por lo que esperamos ahora su pronta recuperación y reencontrarnos en la parte grupal para poder disfrutar este viaje por el que tanto hemos luchado por poder concretar. 

Luego de la visita a nuestros amigos, dado que era tarde y nos iba a ser imposible llegar hasta el “Summer Palace”, decidimos hacer un cambio de planes de nuestra idea primaria e ir a  visitar el “Templo del Cielo” en compañía de Ceci y Claudia. Este templo es uno de los más grandes de toda China, habiendo sido el mismo construido en el año 1420 y utilizado por los Emperadores de las dinastías Ming y Qing para orar por las cosechas que pretendían obtener y agradecer por los frutos luego obtenidos. Fue una visita sumamente disfrutable por el contenido histórico que el mismo alberga, así como también por las obras y el espacio verde que adorna el Parque en el cual se encuentra situado.


En la noche nos trasladamos hasta la Villa Olímpica, que ha quedado intacta desde las olimpiadas celebradas en Beijing en el año 2008. Para ese evento el gobierno chino había realizado una inversión millonaria del entorno de los cuarenta y cuatro mil millones de dólares (cifra record para los Juegos Olímpicos), además de haber sido el mismo objeto de diversas críticas relacionadas a la contaminación de la ciudad y a la violación de derechos humanos de parte del gobierno de ese país, entre otras. Como atractivo turístico es una interesante visita, ver algunas de las obras que se hicieron para la ocasión y disfrutar de una cara distinta de la ciudad.




Al día siguiente visitamos la Ciudad Prohibida, así bautizada debido a que alli sólo podia ingresar el emperador y contadas personas debidamente autorizadas por él, además de su esposa y concubinas (que por cierto eran muchas).  La misma comenzó a construirse en el año 1406, en donde fueron necesarias para ejecutar semejante obra más de un millón de personas, entre arquitectos, obreros, pintores y otros.  Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1987 y también declarada por la UNESCO como el mayor conjunto de construcciones antiguas en madera de la actualidad.


Al transitar el kilómetro de distancia que implica recorrerla, se respira una fuerte carga histórica y ancestral dentro de sus muros. Si bien se observa en algunos puntos que ha sido objeto de una fuerte restauración destinada a fines turísticos, no deja de ser un punto clave para intentar entender, al menos en parte, los orígenes de la cultura china. El recorrido lo hicimos en compañía de un guía que contratamos para que nos muestre parte de la ciudad, de nombre artístico Frank, con el cual tuvimos una relación amistad-odio-amistad que ahondaré en otra oportunidad. Nos contó diversas anécdotas y relatos respecto a la ciudad, e intentó trasladarnos el significado histórico que para los chinos tiene este lugar.

 

A la noche fuimos al Mercado de Seda ("Silk Market") en donde vivimos de cerca la experiencia divertida, poco creíble y por momentos agotadora, del regateo. Imaginen una gran Expo de 5 pisos en donde nada vale lo primero que te pretenden cobrar, llegando inclu sive a pagar menos del 10% de lo pretendido por los hábiles vendedores. Calculadora en mano se va "negociando" el precio hasta llegar al acuerdo de partes, el cual puede llevar hasta 20 o 30 minutos por una diferencia de 10 yuanes (algo así como 30 pesos uruguayos). Lógicamente los productos que venden son imitaciones de las marcas tradicionales, aunque en la inmensa cantidad de casos de una calidad sumamente parecida a la original. Muchos compañeros y compañeras perdieron la brujula con las compras, y se vieron obligados/as a adquirir valijas extra o bien a mandar encomiendas a Uruguay para no tener que pagar exceso de equipaje en los aeropuertos próximos. Pensé primariamente que las mujeres eran las peores en el rubro, pero hubo sorpresas a gran escala.

Al día siguiente fue tiempo de ir por la mayor atracción que nos generaba Beijing: "La Gran Muralla". Llegamos en un tren local hasta el mítico lugar acompáñados nuevamente de nuestro guía, y en el camino se comenzaron lentamente a divisar los primeros tramos de tan increíble construcción. Se calcúla que la muralla tiene más de 8.500 kilómetros de extensión, y que la misma es la única obra humana capaz de ser divisada desde la luna msima. Poder subir los escalones y rampas que hay dentro de ésta, implica un esfuerzo físico importante, el cuál puede ser dosificado según las necesidades de cada uno respecto a seguir avanzando a lo largo de la misma y verla desde un lugar diferente. Una experiencia inolvidable y largamente anhelada la de poder contemplar esta maravilla por un largo rato, de poder perder la vista en los interminables muros que se perdían en el horizonte y de sentir el peso de la historia estando presente en un lugar tan emblemático para China y el mundo entero.


Esa misma noche, la última en el Hostel, nos habíamos propuesto tocar algunos temas allí y proseguir con nuestros Shows a lo largo y ancho del mundo. El ambiente era el ideal y además contaban con otra guitarra disponible y percusión para usar libremente. Beto hizo las gestiones de rigor, y allí estábamos nuevamente los tres frente a un público compuesto por gente de diversas nacionalidades, disfrutando de algo que tanto amamos como la música. El resultado fue de otra noche para el recuerdo, con la gente agitando y aplaudiendo cada tema. El encargado y el personal del hostel nos agradecíeron por el momento generado, y nos agazajaron con varias cervezas gratis que disfrutamos hasta que el lugar cerró sus puertas.

Al día siguiente partimos a bordo de un Tren Bala destino a Shanghai. El mismo transita a una velocidad promedio de trescientos kilómetros por hora, e hizo que en menos de cinco horas estuviésemos en la ciudad mencionada.

De Shanghai pocas cosas que contar respecto a esta ciudad. Sinceramente ha sido de los pocos destinos que no me generó un atractivo relevante en lo que refiere a sus paisajes, cultura y su gente. Lo más lindo de haber estado allí, fue el hecho de haberme podido encontrar con mi prima Vale que por trabajo se encontraba en esas tierras. Siempre es emocionante reencontrarte después de un tiempo con gente querida estando lejos de casa, y cuando es con la familia a tantos miles de kilómetros más aún. Una cena espectacular y previamente pudimos disfrutar lo más recomendable de Shanghai que es la Bahía adornada con unas increíbles luces que la visten como una ciudad moderna y del Siglo XXI (al menos en esa zona). Realemente impactante.


Para cerrar, un párrafo aparte para la gente de China, alias "los chinos". En líneas generales me pareció gente maleducada, ventajera, atropellada, insportablemente gritona  y que no respetan prácticamente nada de normas de tránsito y de convivencia en comundidad en lineas generales. Como en todo, hay excepciones de gente humilde, laburadora y sumamente simpática, como la del Hostel en Beijing y otras tantas que hemos tenido el gusto de compartir momentos juntos.

感謝中國