lunes, 4 de junio de 2012

Décimo Destino - Hanoi y Bahía de Halong, Vietnam

Llegamos a Hanoi desinformados, como viene siendo una costumbre de los últimos destinos, sin referencias claras sobre que hacer aquí y solo avizorando la visita a la Bahía de Halong como punto fuerte de los días venideros.

Al arribo, las típicas negociaciones de traslado hasta el Hostel desde el aeropuerto, “Van” de por medio camino a “Vía Ville” para afrontar un nuevo día, en este caso en la capital del país. La primer sensación que me nace al llegar a esta ciudad, es la de añorar estar nuevamente en la tranquila Hoi An. Como toda gran ciudad, al menos en la escala de lo que es Vietnam, sobresale la congestión en el tránsito y sobre todo el desorden en el mismo. Al igual que en Ho Chi Minh hay una inmensa cantidad de motos por donde se mire, con una aplicación de normas de transito similares a las aplicadas por los repartidores de comida, leáse“Deliverys”, en nuestro país.

El primer día estuvo prácticamente destinado a negociar el tour que nos llevaría a la Bahía, con diversas gestiones que se iniciaron en nuestro hospedaje y finalizaron en una agencia callejera que días más tarde sería objeto del primer piquete en tierras vietnamitas; Igual esa historia viene más adelante. Los precios de la excursiones son diversos, desde algunos considerados económicos que rondan los usd 60 (e inclusive menos) y otros que pueden llegar a superar los usd 200. La competencia es grande, con versiones de sentencia de muerte y hundimiento que esbozan quienes venden los más costosos respecto a los más baratos, así como también de “te están afanando la guita” en la situación inversa. A cada paso que uno avanza en la ciudad ofrecen  estas excursiones, las cuales pueden ser de diversas modalidades: un sólo día, dos días y una noche en el barco, tres días con una noche en el barco y otra en choza o hostel, entre otras. Luego de varias, muchas varias, idas y venidas terminamos arreglando para el día siguiente partir al tan “postalero” lugar, con un tour de tres días, en el cual dormiríamos la primer noche en el barco y la siguiente en una choza o bungalow precario a orillas del mar.

A la mañana despertamos y partimos, luego de esperar a parte del grupo que venía desde Hue, en una primer etapa de unas horas en camioneta para luego tomar el barco que sería nuestro hogar por unos días. Las dudas estaban latentes, dado que estas excursiones tienen fama de muchas veces venderte cosas que no son y querer pasarte con algo: barcos diferentes a los vistos en las fotografías, comidas distintas a las pactadas, aires acondicionados con referencias de no funcionar a voluntad propia, así como también chozas distintas a las acordadas. Dice una letra de un conocido tango que “la fama es puro cuento”; al menos por acá en Vietnam es lo suficientemente real como para creerla.

La Bahía de Halong es considerada una de las siete maravillas del mundo y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1994. Cuenta con una extensión superior a los 1.500 kilómetros cuadrados y con cerca de 2.000 islas diferentes dentro de ella.


Las primeras imágenes impactan por lo naturalmente bellos paisajes que se dibujan sobre el mar, aunque con el transitar por sus aguas se desdibuja un poco por la increíblemente estúpida e impune acción del hombre  de dañar y contaminar el medio ambiente. Una gran cantidad de desperdicios se observan flotando en el agua, muchos de ellos arrojados por los propios barcos que viven a expensas de ella, y otros tantos de turistas sin conciencia del daño que están produciendo sobre una obra tan magnífica que la madre naturaleza nos regala. Me genera una indignación muy grande ver esta violación a la vida y al futuro, así como mucha vergüenza por el ser humano y su inescrupulosa acción dañina. Lamentablemente esta no es la primera acción de este tipo que vemos en destinos de este viaje y probablemente no sea la última; Patético. 


Más allá de estos descargos, pudimos igualmente disfrutar estos días por aquí. El barco que tomamos finalmente no era el de la foto de la agencia, aunque es cierto que igualmente estaba bastante bien y cumplía ampliamente con mis pretensiones para este viaje. El aire no andaba todo el día como dijeron y la “sea food” estaba bastante bien pese a que habían prometido otros platos. Probé los calamares, cangrejos que finalmente fueron a parar al cuerpo del amigo beto, pescados diversos, entre otros platos que probablemente personas de mejor comer hubiesen disfrutado más que yo. No hay como la comida de “la mama”, sin dudas.

Paseamos en el barco, visitamos unas cuevas impresionantes, anduvimos nuevamente en cayac luego de la inolvidable travesía en Filipinas, y lo más disfrutable del día: el momento en que el sol comenzó a despedirse del día. La noche caía, los barcos comenzaban a iluminarse reposando sobre las calmas aguas de la Bahía y los islotes asomaban por donde miráramos. Se respiraba una tranquilidad y espiritualidad increíble en medio del mar, lejos del ruido y de la locura a la que estamos acostumbrados los que vivimos en la ciudad.



Luego fue momento de la cena, para minutos más tarde subir a la parte superior del barco a disfrutar de una guitarreada con un entorno impagable. El Mago a la cabeza con sus clásicos temas “Cabrerezcos”, más otros sumamente disfrutables de su autoría, iniciaron la velada. Siguieron algunos temas interpretados por mi, algunos infaltables cuarteteros y a medida que pasaban las horas, como así también las canciones, se iba viendo el costado más bizarro de los interpretes con temas que iban desde Elvis Crespo, Carlos Vives hasta Arjona y Los Fantasmas del Caribe. Una mención aparte para el tema de la noche interpretado por beto, “Cecilia” de Buenos Muchachos. El costado oscuro aflorando con gritos que penetraron la noche vietnamita, e hicieron que personas del grupo  desconocedoras de esta oculta faceta del popular ex ejecutivo amante de los cangrejos y el Fried Rise, temer por su integridad física y psíquica. Impresionante.

La segunda noche la debíamos pasar en un bungalow, o choza, ubicada a orillas del mar y sobre la arena. Ya se veían intentos de nuestro guía de evitar ir parar allí y cambiar la idea por la de hospedarnos en un hostel, supuestamente más cómodo y disfrutable para nuestros intereses. Algo raro se percibía, no podíamos esperar fuera un simple acto de bondad, generosidad y preocupación para que simplemente estuviésemos bien y pasemos mejor. La playa se transformó en selva, inundada, con mosquitos del tamaño de terodaptilos probablemente portadores de alguna dosis de malaria o dengue. Lógicamente no accedimos a quedarnos en un lugar que no pretendíamos y menos habiendo pagado un precio superior por algo completamente diferente. Nos mandaron a un hotel en la isla principal, con unas bellas goteras en su interior que le daban un efecto de cascada encantador, con la promesa de devolución del dinero abonado de más y derivando responsabilidades a los cuatro vientos. En la isla fue creado un cántico que usamos de ahora en más en los bares que frecuentamos, con  una letra muy profunda que repite incansablementee “Happy Hour of beer” con tono ebrio y acento en la “e” que suena como “i”. El mismo  pretende provocar el cansancio del oyente, llámese barman, mozo, cantinero o similar, y acceder a algún descuento o beneficio relacionado a las cervezas a consumir en el establecimiento en cuestión. Lo cierto es que dio resultado al menos aquí, 2 x 1 de birra y a dormir felices.

Al retorno a Hanoi copamos la agencia que nos había vendido el paquete, nunca mejor dicho. 19 personas amontonadas en una oficina de escasas dimensiones, realizando un piquete y posterior sentada en reclamo de la devolución de los usd 15 que nos correspondían por la estafa de los Bungalows. Fantasmas y pico estos vietnamitas, asustados y hasta con ojos vidriosos, empezaron a “llorar la milonga“ e intentar justificar lo injustificable para ver si podían zafar de tener que entregar algún mango que alterara su margen de utilidad. Finalmente viendo que no había chances de que nos fuéramos con las manos vacías y avizorando intensiones de algunos de los presentes de llevarse algún monitor, estatua o similar como medio de pago, cerramos la discusión recuperando usd 10 por cabeza y algún insulto regalado por parte de nuestro plantel. Lamentablemente es una constante que se repite en muchos lugares, ciudades, países, que hemos visitado en estos meses de recorrer el mundo: la de querer pasar de alguna manera al turista. Lamentable.


En horas de la noche recorrimos la ciudad, una feria local, paseo por la zona del río, y cena en el local de una amiga que hicimos en Hanoi a la cual apodamos “Cheapper”. Cervecita callejera en soledad contemplando parte de la cultura de la gente de esta zona y a dormir temprano ya que debíamos partir rumbo a Bangkok en horas de la madrugada. Gracias, Vietnam.

2 comentarios:

  1. Uhhh bangkok!!! Se podría recrear a la película "the hangover 2" no? jajajaj mis saludos al chino!! Abrazo

    ResponderEliminar
  2. "Happy hour of beeeeeeeer".
    jjajaJAjaJAJJAAJJJaja. a MEDIDA que pasan las chelas se va desformando el Ingles drásticamente
    JApiiiii auer of biiiiiiiiir
    api aue of biiiiir
    api ue o biiiir
    biiiiiiiiir, vietnamita, biiiiiir descuento la concha de tu hermana"
    URUGUAY NOMAAAAAAAAAA!!!!

    ResponderEliminar