En que mundo
contradictorio vivimos. Salimos de la pobreza desmedida que se
percibía en cada rincón de la India, para llegar a un lugar como
Dubai en el que el derroche de dinero es moneda corriente por donde
se mire. El descubrimiento de petróleo en esta ciudad a mediados de
los años sesenta, generó un cambio radical en el aspecto de este
desierto, así como también en la forma y calidad de vida de sus
habitantes.
Habíamos llegado
en la noche y lo primero que impactaba era ver una cantidad
descomunal de edificios, inmensos, luminosos y con diversas formas
sumamente extrañas. Con los primeros rayos del sol, al mirar por la
ventana del hotel en que estábamos alojados se podía divisar que
detrás de las enormes autopistas que cubren la ciudad, quedan aún
rastros del lugar desértico en que Dubai increíblemente está
ubicada.
Los ingresos fundamentales del país se da a través del petróleo, aunque rubros como la hotelería y la construcción tienen su lugar importante también aquí. La falta de identidad propia por la gran cantidad de inmigrantes que aquí viven, fundamentalmente indios, se palpa claramente al transitar por sus calles y en cualquier comercio al que uno acuda. La ambición desemdida por hacer obras que se consideren“más grande del mundo” se vuelve monótono en atracciones túristicas que uno visita: desde el hotel más grande, hasta el edificio, shopping, fuente, pista de patinaje, o lo que se puedan imaginar se incluye en esta categoría. Es cierto igualmente, e importante remarcar, que la desocupación aquí no existe, además de que este país le abre las puertas a muchos extranjeros que encuentran aquí un medio de escape a la falta de oportunidades que en sus países de origen escasean.
Los ingresos fundamentales del país se da a través del petróleo, aunque rubros como la hotelería y la construcción tienen su lugar importante también aquí. La falta de identidad propia por la gran cantidad de inmigrantes que aquí viven, fundamentalmente indios, se palpa claramente al transitar por sus calles y en cualquier comercio al que uno acuda. La ambición desemdida por hacer obras que se consideren“más grande del mundo” se vuelve monótono en atracciones túristicas que uno visita: desde el hotel más grande, hasta el edificio, shopping, fuente, pista de patinaje, o lo que se puedan imaginar se incluye en esta categoría. Es cierto igualmente, e importante remarcar, que la desocupación aquí no existe, además de que este país le abre las puertas a muchos extranjeros que encuentran aquí un medio de escape a la falta de oportunidades que en sus países de origen escasean.
El itinerario del Grupo de Viaje marcaba para el primer día aquí, la visita a Abu Dhabi, en formato excursión y horarios estrictamente predefinidos, aunque de carácter opcional dado que había que pagar aparte este tour. Optamos con unos cuantos compañeros por disfrutar el día allí pero en modalidad libre, por lo que arrendamos cuatro autos y definimos una ruta acorde a nuestras pretensiones. Con esto pretendíamos ganar en tranquilidad y también en el dinero a pagar, ya que hacerlo así nos generaría un ahorro considerable de guita que siempre viene bien a esta altura del viaje.
Salimos a las
autopistas con el GPS que parecía también estar dormido y
desinformado al igual que nosotros, por lo cual se nos dificultó un
poco más de lo pensado llegar a los lugares marcados.Nada lo
suficientemente considerable como para impedirnos disfrutar del
caluroso día por estas tierras o más bien arenas.
El primer destino
en Abu Dhabi implicaba conocer la mezquita “Sheik Zayed”, la cual
prometía mucho por las fotografías que habíamos visto unas horas
antes y las palabras de personas que habían tenido la posibilidad de
conocerla anteriormente. La verdad que no defraudó, una obra
arquitectónica impresionante, con aires del Taj Mahal y un lujo que
se desborda por donde uno mire. Inmensos patios, techos elevados,
glamour, lamparas con un estilo navideño que no pegaba mucho con el
resto del edificio, túnicas negras tapando de pies a cabeza a las
mujeres presentes, e impedimento de muestras de cariño en el interior
del lugar, eran sólo algunas de las impresiones que dejaba la
recorrida. Estuvimos cerca de dos horas disfrutando de esta obra
deslumbrante, desde dentro o fuera de ella se veía la elegancia
reflejada por todas partes.
Un cambio radical se vislumbraba unos minutos más tarde, al pasar de la visita a la mezquita a conocer el “Ferrari World” que hay en la ciudad. Un gran parque de diversiones temáticamente relacionado a la famosa escudería de Formula uno, en el que conviven la montaña más rápida del mundo junto a simuladores, exposiciones de autos y otras atracciones que se ofrecían por los cerca de sesenta dolares que costaba la entrada.
En algún momento
había dudado de ingresar, pero el espíritu de niño o adolecente
empezaron a aflorar para finalmente decidir mi ingreso al mundo de la
velocidad. La decisión fue por demás acertada ya que logré
disfrutar mucho de mi estadía por más de cuatro horas en el lugar;
muy bueno. La gran contra estuvo dada por las largas esperas que se
sucedían para el ingreso a las atracciones, dado que era sábado y
además el plato fuerte, la montaña rusa “Formula Rossa”, había
estado descompuesta por la mañana. Horas más tarde, la
descomposición casi se traslada a mi, la velocidad que agarra ese
carro y las sensación es que se disparan ante eso son
indescriptibles. Más de 250 kilómetros por hora de vértigo y
adrenalina que me dejaron sin aliento por momentos, con muestras de
temor al principio para luego sólo dedicarme a disfrutar lo que
estaba sucediendo allí arriba.
Metimos algún
juego más, simuladores y partimos cuando ya la noche decía presente
a nuestro hotel ubicado a unos escasos metros de la cancha del cuadro
que dirige Diego Maradona, a quien no tuvimos el gusto de conocer y por tanto
de hacer una buena fiesta con su presencia ilustre.
Ya el segundo día
en Emiratos implicaba dedicar tiempo a conocer más a fondo Dubai, lo
reciente de su historia y ver que se escondía detrás de las
fortunas gastadas en obras descomunalmente modernas como innecesarias,
aunque ciertamente impresionantes en muchos casos.
Recorrimos la
ciudad, bordeando primero la costa y conociendo la mezquita
“Jumeirah”, así como también la playa de “Borj Al Arab”.
Esta última logró sorprenderme con el color que sus aguas
mostraban, aunque los más de cuarenta y cinco grados que había por
esas horas hacían bastante inviable poder disfrutarla en demasía.
Recorrimos la zona de “Palm Jumeirah”, nombre que adquiere por la
forma de palmera que tienen estas playas artificialmente creadas, y
más tarde partimos a la zona antigua de la ciudad en Bantakia.
Conocimos el museo principal de aquí, el cual estuvo sumamente
interesante por la información que brindaba, además de contar con
videos que mostraban la evolución demencial de la ciudad en los
últimos cincuenta años y recreaciones casi reales de los habitantes
del lugar, fauna y flora.
A la tarde fue tiempo de una experiencia inolvidablemente bella y nueva. Tomamos unas camionetas 4 x 4 en nuestro hotel que nos llevaron hasta el desierto en el cual pasaríamos la noche. Debíamos ser seis por vehículo, por lo que subimos con parte de mi familia de este viaje integrada por beto, mago, vale, siraco y ceci en busca de ver que nos ofrecería la arena desconocida, junto con la adrenalina de ir rebotando y barrenando médanos con la locura de nuestro conductor al ritmo de Shakira y música árabe a todo trapo. Una demencia como iba esa camioneta que siempre parecía a punto de caer ante las olas de arena que surfeabamos una y otra ves durante un largo trayecto del desierto.
Hicimos algunas
paradas de rigor para contemplar los paisajes nuevos para nosotros,
los cuales en una primera instancia no me habían deslumbrado pero
que al adentrarnos en la zona más desértica me hicieron rápidamente
cambiar de opinión y disfrutar lo que mis ojos veían con un
atardecer digno de películas del Lejano Oeste.
Llegamos al lugar
en donde íbamos a pasar la noche y cenar, el cual brilló en la misma
medida que el desierto mismo. Ambientación árabe, grandes mesas
bajas en las cuales debíamos sentarnos sobre almohadones, escenario
circular en el centro con danzas típicas, médanos de fondo y
camellos que nos daban la bienvenida. Aproveché para hacer un poco
de sandboard antes de la cena, disfrutar la noche y más tarde comer
una carne espectacular para la fisura carnívora que teníamos la
mayoría de viajeros. Luego fue tiempo de música y baile,
lamentablemente al son de la cumbia berreta o de música electrónica
que pegaba menos con la onda del lugar que John Wayne de zunga en un
“All Inclusive” del Caribe. Me hubiese colgado más escuchar algo
más de música típica del lugar, o de solamente dejar que el
silencio nos regale los sonidos desconocidos del desierto. Pero los
uruguayos queremos “uruguayear” en todos lados, somos muy
cerrados generalmente y nos negamos a cosas nuevas. Siempre cuidando
la chacrita o el cero a cero, "matematicamente tenemos chances" la fiesta estuvo igualmente muy divertida.
El día siguiente
transcurrió con tranquilidad, tiempo de encomienda temprano y en la
tarde fuimos a conocer el Shopping, “el más grande del mundo”
como no podía ser de otra manera. Era inmenso, con un acuario dentro
e interminables locales de tamaño, color y firma que hacían
descarrilar las finanzas de mucha gente del Grupo de viaje que me
cruzaba con más bolsas que Coppola en su mejor momento. Lo más
disfrutable fue el espectáculo que ofrecían cada media hora fuera
del mismo, con juego de luces y chorros de agua al compás de la
música que variaba entre un espectáculo y otro. Tuvimos la suerte de
encontrarnos con Fede Chaine, un viejo amigo que está viviendo por
Dubai, por lo que disfrutamos mucho de reencontrarnos con él,
intercambiar vivencias, historias, risas y la magia de ver gente
querida tan lejos de casa.
El cambio de chip
se imponía nuevamente para el día siguiente, Egipto con su
increíble historia detrás y un presente que se prevía saliendo de
la tormenta que las elecciones luego de décadas de dictadura habían
traído consigo, hacían difícil de predecir hasta no estar allí
con que nos encontraríamos realmente. Allá vamos, a escribir nuevas
páginas en tierras africanas.
que buen relato este bo!!! el del otro dia de Varanasi me arruino... que bajon.
ResponderEliminar"más bolsas que Coppola en su mejor momento." Excelente!!
abrazo
Grande Negro!! Son cambiantes, demasiado rápidos a veces. Lo de Varanasi no te lo podés imaginar hasta que estás ahí, demasiado jodido.
EliminarVenía temático el relato este, jajajaa, imaginate el surtido que hicieron que la metafora queda hasta corta!!
Abrazo gde maestro!
Lindo relato este!! No te hagas el dolobu que se te ve con un a bolsita en una de las fotos! jajaj Me quedé con ganas de ver alguna foto de las montañas rusas. Ya sabes que me encantan esos parques onda disney con esos juegos de adrenalina. Dps veremos las fotos. No puede faltar la foto del "chivo de rigor" en cada no de tus viajes!!! jajajja todavía me acuerdo del de rio en el viaje que hiciste con papá! jua jua!!
ResponderEliminarUn abrazo cobani!!! ya vuelve el fobal!!! El 30 0 31/7 debutamos en la sudamericana! Ya no se aguanta mas! Nacional Nacional!!!
Jajaja, vengo ınvıcto en "canadıenses" aunque parezca mentıra. Arrıba de la montana no se podıa fılmar nı sacar fotos. Mı ıdea era hacerlo ıgual,pero me sacaron la foto antes de arrancar; me hıcıeron un favor xq hubıese sıdo ımposıble con la velocıdad q agarra ese bıcho! Nı te la ımagınas, ındescrıptıble, parece te fuese a reventar el pecho.
EliminarTe mando un abrazo grande y dısfruta esos partıdos por mı, no creo q llegue al debut en el parque ası q busca que alguıen lo haga por mı (vuelvo creo el 16 o quızas el 15 mısmo).
Arrıba brother!!!